10.06.2025 - 14.09.2025
Esta exposición recupera un capítulo olvidado en las relaciones culturales entre España y México: la gran cantidad de obras vinculadas al culto a la Virgen de Guadalupe remitidas desde la capital del virreinato y regadas por toda la geografía española entre mediados del siglo xvii y los albores del xix. Se trata de un fenómeno de trasiego devocional y artístico sin precedentes que continúa hasta nuestros días, y no tiene parangón en otras zonas de la geografía europea.
A los pocos años de la conquista, las apariciones de Guadalupe dejaron una imagen estampada de esta Virgen, al modo de un mandylion; por esta condición sagrada, el relato de la mariofanía se difundió y fue politizado por la Monarquía Hispánica para defender causas como el misterio de la Inmaculada Concepción. Sin duda, podemos afirmar que se trata de la primera devoción globalizada, pues su culto irradió igualmente hacia Italia, Portugal, Filipinas y los virreinatos de Sudamérica.
No solo es la imagen más representada por los artistas novohispanos, cuyas copias mantienen el estatus de “icono revelado” y su poder inmanente, sino que también está cargada de múltiples significaciones culturales y políticas, y tiene una muy amplia y diversa iconografía. El recorrido permite conocer las complejas conexiones y los intereses comunes que acercaron, a pesar de la distancia, a comunidades, corporaciones, nobles y comerciantes; red en la que destacan algunas regiones como las de Andalucía, Castilla y aquellas de la costa cantábrica. Esto sucede por tres razones productivas y administrativas: el comercio, la minería y el trasiego de altos funcionarios, empezando por los virreyes y los arzobispos, a las Indias.
El recorrido también ofrece un contrapunto con ejemplos concomitantes o complementarios de la propia pintura peninsular, y se compone de once núcleos temáticos que se relacionan entre sí para ilustrar temas y tipos comunes y, sobre todo, la función de estos “verdaderos retratos”, escenas narrativas, paisajes y alegorías, que poseen una diversidad visual notable.
Imagen y apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, José Juárez (1617-1661), Óleo sobre lienzo, 1656, Ágreda (Soria), monasterio de Sor María de Jesús de Ágreda
Narrar y propagar la historia compara ejemplos de la pintura española con otros venidos allende el mar para definir los referentes visuales empleados para transmitir el relato de las apariciones guadalupanas.
Primera aparición de la Virgen de Guadalupe, Autoría desconocida (Puebla), Óleo sobre lienzo, h. 1690-1720, Jerez de la Frontera (Cádiz), iglesia de San Miguel
Linaje y tipología de la sagrada imagen destaca los vínculos de la Guadalupana de México con tipos marianos tardogóticos y renacentistas europeos y con las advocaciones o títulos de la Tota Pulchra, la Inmaculada o la Mujer del Apocalipsis.
Icono y pincel divino sitúa a la Guadalupe en el contexto de los iconos revelados o non manufactos, entendidos, según el tópico del Deus pictor, como un reflejo de la idea intelectual del Omnipotente.
El manto como reliquia señala la condición de imagen consagrada e inmanente, por su antigüedad y la tradición recibida.
Ocultar y mostrar la imagen al culto se ocupa de las tradiciones cultuales establecidas en torno a una imagen que habita en un tabernáculo.
Mediante obras de materiales exóticos, como el marfil y el nácar, La estela asiática. El galeón de Manila da idea de la amplitud geográfica de este culto, que alcanzó la ruta transpacífica.
Virgen de Guadalupe, Taller hispanofilipino, Marfil policromado y latón, h. 1650-1700, Madrid, Museo Arqueológico Nacional
Por su parte, El modelo peninsular demuestra la participación de artistas españoles en la plástica guadalupana.
La jura guadalupana. Patrona de Nueva España y protectora de la monarquía reúne varias obras alegóricas que apelan al sentimiento de pertenencia y patrocinio generado tras confirmarse por bula pontificia, en 1754, el patronato y la fiesta litúrgica propia.
Alegoría del patronato de la Virgen de Guadalupe sobre la Nueva España, Autoría desconocida, Óleo sobre cobre, 1786, Ciudad de México, Colección Pérez Simón
Traslado de la imagen y dedicación del santuario de Guadalupe, Manuel de Arellano (1662-1722), Óleo sobre lienzo, 1709, Colección Hermanos Osorio
Lugar, memoria y localización: el santuario recoge varias vistas del Tepeyac, el sitio de las apariciones convertido en un destino de peregrinación.
Imagen de la Virgen de Loreto (El alma de la Virgen es guadalupana), José de Páez (1721-1777), Óleo sobre cobre, ant. 1770, Madrid, Museo de América
En Las vera effigies y su glorificación lucen no solo las obras más hermosas, sino aquellas con motivos ornamentales honoríficos y laudatorios para celebrar su estatuto sagrado.
Virgen de Guadalupe con las cinco apariciones y los arcángeles Miguel y Gabriel, Atribuido a Juan Correa (h. 1646-1716), Óleo sobre lienzo, h. 1700-16, Villalón de Campos (Valladolid), parroquia de San Miguel Arcángel
Finalmente, en Creación, copia y materialidad, el público se percatará del conocimiento tecnológico necesario para hacer copias y retratos exactos de la Virgen, presente en los debates científicos y artísticos que tuvieron lugar después de las inspecciones del manto de Juan Diego.
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Compra ahoraDirector: D. Joan Molina. Universidad de Girona
D.ª Ana Moreno Rebordinos. Coordinadora General de Educación
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1 de enero, 1 de mayo y 25 de diciembre
Abierto hasta 30 min antes del cierre
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