Busto de Apolo
Finales del siglo XVII. Mármol blanco, 64 x 58 cmNo expuesto
Busto masculino de mármol blanco con el torso parcialmente desnudo y el hombro izquierdo drapeado, que tiene todas las características de un Apolo del siglo XVII o de las primeras décadas del XVIII. Pensado probablemente para decorar un jardín, y tal vez acompañado por musas u otros dioses, sufrió la pérdida y posterior reintegración de la nariz. Se deduce su carácter de escultura para exteriores debido al tratamiento somero de las superficies, la anatomía del pecho y los pliegues, así como del tosco corte de los contornos.
El aspecto más interesante de esta obra es que se trata de una réplica de la Cabeza de ángel (Hamburgo, Museum für Kunst und Gewerbe, inv. 1976.86) realizada por el escultor Alessandro Algardi como parte de los modelos en terracota que compuso para el grupo marmóreo del San Felipe Neri con un ángel para la sacristía de Santa Maria in Vallicella en Roma. La pieza del Prado, que presenta el añadido de un busto apolíneo, no es una obra de Algardi ni de su taller, pues no posee las características técnicas necesarias. A pesar de no ser una obra excelente en cuanto a la calidad es, en primer lugar, un testimonio muy interesante de la fortuna de los modelos de ángel ligados a la estatua de San Felipe Neri. En segundo lugar, se trata de la única réplica conocida en mármol.
Resulta evidente que el modelo de Algardi de Hamburgo, así como otro ejemplar documentado en la colección parisina del conde Horace de Choiseul, que presenta una mirada más oblicua (actualmente en paradero desconocido), tuvieron una circulación amplia y autónoma independiente de la fortuna de la estatua de San Felipe Neri dado que existen varias versiones en bronce (Musei Civici de Ferrara y la capilla Cesi de Santa Prassede en Roma). El carácter declaradamente clasicista de las terracotas de Choiseul y Hamburgo, y su expresión apolínea, han dado lugar a otra interpretación de su iconografía en sentido profano. Montagu (1985, p. 382) infirió una conexión entre los modelos de barro del Ángel y uno que se encontraba en la famosa fábrica florentina de Doccia, descrito en el inventario de finales del siglo XVIII como "un busto rappresentante Apollo. Di Langardi. L´originale si trova in Venezia in terracotta". Ya que se desconoce que Algardi hiciera un busto de Apolo, Montagu deduce brillantemente que se trata de la copia de una de las cabezas de barro, verosímilmente de la de Hamburgo. Esta hipótesis se apoya también en el hecho de que la terracota que se encuentra hoy en dicha ciudad fuera catalogada como una "Head of Apollo" en la venta de la colección de Alexander Loeser en 1974, alimentando la posible confusión.
Es interesante la coincidencia entre la descripción de la pieza inventariada en la fábrica Doccia y la pieza del Prado, ambas con el injerto de un busto con atuendo de Apolo en la copia de la cabeza del ángel de Algardi. Es posible que existiera una obra "póstuma", por así decirlo, que conservara la memoria de la mano de Algardi en su cabeza angélica, pero con el añadido de un busto apolíneo para, de alguna forma, completarla y beneficiar su fruición, tanto en el entorno inmediato de los discípulos de Algardi como, posteriormente, con una difusión más amplia, ajena ya al taller del maestro.
Como es sabido, siempre que se habla de la "vena algardiana" en la corte de los últimos Austrias, el pensamiento va directamente al refinado escultor Giovanni Battista Morelli, el artista más representativo de esa cultura artística en la península ibérica a partir de, al menos, 1657. La ejecución carente de calidad no permite sondear la posibilidad de que el busto de Apolo del Prado sea una obra de Morelli. Sin embargo, si el Apolo hubiese sido concebido y realizado en España, sí sería razonable pensar que un modelo algardiano -o una copia del mismo- se encontraba en Madrid. ¿Quién pudo, entonces, llevar el modelo a España? Un buen candidato como puente de conexión sería, sin duda, Morelli.
Desde un punto de vista puramente estilístico y formal, el Apolo parece ser una escultura hecha en España, y ello sería interesante para reflexionar sobre la circulación de los modelos de Algardi fuera de Italia, de sus réplicas y de las variantes y derivaciones de sus réplicas. Lo que es cierto es que el busto del Prado guarda intacta -y probablemente de manera voluntaria- la memoria de una idea creativa de Algardi.
Loffredo, Fernando, Memorias de Algardi en un Busto de Apolo del Museo del Prado. Boletín del Museo del Prado., 2019-2021, p.91-95 a, b f.1