Cabeza sumeria
2144 a.C. - 2124 a.C.. , 22 x 26 cmDepósito en otra institución
Es una de las cabezas sumerias de mayores proporciones que se conocen, muy semejante a los retratos de Gudea, el más famoso e inteligente gobernador de la ciudad-estado de Lagasch, y ha figurado como "Cabeza de Gudea" (Blanco 1981:131). Gudea mandó realizar numerosas esculturas de su persona, tanto de pie como sentado, de características muy similares: suele aparecer con la cabeza rasurada o con un tocado, los rasgos faciales muy marcados y cuando aparece de cuerpo entero lo hace con las manos unidas y la túnica cubriendo un solo hombro.
Hay grandes dificultades para establecer la antigüedad de varias cabezas de Gudea. La autenticidad de la obra del Prado fue debatida y especialistas como Johansen (1978: 40) plantearon en su día cuestiones de mercado en los años 20, 50 y 60 del siglo XX. Este autor propuso que debería considerarse moderna, siguiendo a Meissner (1928/29, nota 135). Johansen citaba como “Banal forgerires” otros ejemplares, que sin embargo, se consideran en general originales en cada una de las Instituciones que él mencionaba. La obra del Museo del Prado recuerda en todos sus detalles a la cabeza de Gudea del MET (no inv. 49.26), catalogada en esta institución como original, adquirida en 1949, datada en 2090 a. C, obra neosumeria en diorita, procedente de probablemente de la ciudad sumeria de Girsu (actual Tello). Otro ejemplar muy cercano se conserva en Museo del Louvre (AO 23000), adquirida en 1969, catalogada como neo-sumeria, y datada entre 2250 – 2000 a. C. (El Museo agradece la colaboración científica de las especialistas Carmen Pérez Die, Conservadora emérita del Museo Arqueológico Nacional, y Esther Pons Mellado Mellado Conservadora-Jefe del Departamento de Antigüedades egipcias y del Oriente Próximo del Museo Arqueológico Nacional)
Donada al Museo por D. Marius de Zayas en 1944. Poco se sabe de la procedencia exacta de la pieza, que el coleccionista mejicano Marius de Zayas donó al museo en plena Segunda Guerra Mundial. El mismo Zayas dice que "las piezas que componen mi donativo han sido reunidas en el espacio de unos veinte años y todas provienen de importadores de arte oriental. Por esa razón no pude conseguir datos exactos sobre la procedencia o lugar en que fueron excavados" (Schröeder 2004: 85).