Dama descubriendo el seno
1580 - 1590. , 62 x 55,6 cmSala 044
Desde hace unas décadas, los historiadores del arte vienen prestando una atención cada vez mayor a la iconografía de las llamadas cortesanas honestas, categoría a la que pertenece la mujer de este cuadro. El cabello rubio rizado, la frente despejada, el collar de perlas o el seno que ofrece generosamente, son elementos que recuerdan la descripción que Verónica Franco, la más célebre cortesana veneciana de la segunda mitad del siglo XVI, hiciera en sus Lettere familiari a diversi (Venecia, 1580) de una joven a la que su madre quería introducir en el negocio de la alta prostitución. Se ha sugerido que la Dama descubriendo el seno sea precisamente Verónica Franco, quien unía a su belleza una cultura considerable y un notable talento literario, como evidencian sus obras en verso -Terze rime (1575-) y prosa -las citadas Lettere familiari a diversi-. Verónica disfrutó de gran fama en vida por su belleza, sus dotes literarias y por haber protagonizado el momento culminante en la historia de las cortesanas del Renacimiento: su relación con Enrique III de Francia durante la breve estancia del soberano en Venecia en 1574. Consta que fue retratada por Jacopo Tintoretto y que estaba instruida en arte, participando en debates sobre los méritos de los artistas antiguos y modernos, la conocida querella, de gran actualidad en el medio artístico veneciano. No se conserva ningún retrato seguro de Verónica a excepción del grabado que encabezó la edición de sus Terze rime, pero suele aceptarse su identificación con el llamado Retrato de Verónica Franco del Worcester Art Museum, cuya similitud con la Dama descubriendo el seno es evidente. Aunque el pintor se basó en una modelo, la obra mantiene los estereotipos de estas imágenes, conocidas genéricamente como venecianas en los inventarios de los siglos XVI y XVII.
La Dama descubriendo el seno es interesante también por la pose de la modelo, sea o no Verónica Franco. A diferencia de otras imágenes conocidas de cortesanas, que suelen mirar al espectador, la dama rehúye la mirada, al tiempo que muestra claramente sus senos. El pintor propone un juego de sutil erotismo donde la insinuación prevalece sobre la exhibición. La exposición frontal del pecho es contrarrestada por un rostro de perfil que oculta la identidad de la retratada, otorgándole así un misterio que acrecienta su sensualidad.
La Dama descubriendo el seno siempre ha llamado la atención por su singularidad, al ofrecer una imagen inusual de desnudo femenino. Sin embargo, hay indicios para suponer que no fue tan excepcional la representación de cortesanas con estas mismas características. El Mores italiae, un catálogo de 1575 con imágenes de meretrices venecianas, incluye un Retratto dela Ragusana que muestra a una cortesana con el rostro de perfil y los senos al descubierto, un precedente cercano de la Dama del Museo del Prado.
Aunque atribuida durante mucho tiempo a Jacopo Tintoretto, fue pintada por su hijo Domenico, cuyos retratos carecen de la concentración emocional de los de su padre, pero compensan esa carencia con una elegancia y un gusto por el color y el detalle especialmente apreciables en sus efigies femeninas.
La pintura debió ingresar en la colección real entre 1636 y 1666, cuando ésta se enriqueció con un buen número de retratos de venecianas. Ocho de esos retratos, atribuidos a Tintoretto, adornaban la galería del Mediodía del Alcázar de Madrid en 1666.
El Prado en el Hermitage, Museo Estatal del Hermitage: Museo del Prado, 2011, p.80-81