El martirio de santa Eulalia
1753 - 1759. , 85 x 127 cmSala 085
Michel representó a la santa patrona de Mérida (Augusta Emérita 292-304) cuya muerte impactó a la sociedad emeritense y al mundo romano de principios del s.IV, y a quien la ciudad levantó de inmediato un ‘martyrium’, mausoleo a su memoria.
Fue loada por Aurelio Prudencio en el Himno III de su Peristephanon. La joven Eulalia, por negarse a hacer ofrendas a los dioses paganos, sufrió por orden de Daciano terribles tormentos, fue azotada con látigos armados de plomo, le echaron aceite hirviendo y colocaron sobre sus heridas teas ardientes, finalmente murió decapitada. Su iconografía mas característica es la paloma que vuela hacia el cielo, el alma que abandona el cuerpo al morir. Representada en actitud inmutable y serena, ante el Emperador y los romanos que asisten a la escena, aislada de lo que sucede a su alrededor en claro contraste de la tensión y la furia de los personajes que la rodean.
Este relieve forma parte del conjunto de medallones destinados al ornato de las sobrepuertas de la Galería principal del Palacio Real.
El proyecto, ideado por el erudito benedictino Marín Sarmiento, y aprobado por Fernando VI en 1748, proponía la creación de 46 medallones,44 y 2 para la entrada a la capilla: Un lado del Claustro se dedicaría a victorias militares que valoraban el heroísmo, otro a la ciencia promotora del conocimiento, un tercero trataría asuntos religiosos para animar al buen comportamiento y, el cuarto, a instituciones políticas que hacían relevante el buen gobierno.
En 1753, ya con un número inferior de medallones, se inicia el encargo a los grandes escultores, entre otros, Juan Domingo Olivieri, Huberto Dumandré, Michel, quien realiza dos medallones del ciclo religioso [E460 y E473] en mármol de Badajoz.
Carlos III, en 1761, paraliza el proyecto al considerar los relieves excesivamente aparatosos. A su muerte solo se mencionan 32, relieves 28 acabados y 4 no concluidos, uno de estos últimos se perdió, y nunca se colocaron en su destino.
Al Museo llegaron, en el s. XIX, las treinta y una obras, nueve de ellas con escenas bélicas, siete con alegorías, siete con escenas religiosas y seis con consejos, además de dos representaciones de concilios, de las que una pudo ser diseñada para completar el conjunto de las asambleas políticas.
En 1860 -1861 se instalan en las galerías bajas de la planta principal del Real Museo de Pintura y Escultura, donde permanecen hasta 1928. Ocho pasaron a las salas interiores del Museo, seis se depositaron en 1934 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, según petición de la Corporación de 18 de junio del mismo año, para ornato del nuevo salón de actos, quedando el resto colocados en las galerías bajas, cerradas al menos, desde 1954. Actualmente, varios de ellos se exponen en las salas del siglo XVIII en la planta segunda.
[Azcue Brea, Leticia: ´Relieves de Roberto Michel para el Palacio Real Nuevo. Museo Nacional del Prado.´ En: Roberto Michel. Escultor del Rey, Real Casa de la Moneda, Madrid, 2020, p.77-81y 249 no 142]