El pintor Ceferino Araujo Sánchez
1864. , 37,5 x 31 cmSala 062A
El retrato representa a un hombre de unos treinta años, de rasgos pronunciados y barba. La atención se concentra en el rostro, que no parece juntarse al cuerpo, vagamente bosquejado debajo. La posición centrada y frontal de la cara en el primer plano produce una impresión de proximidad y confianza, y la pincelada libre y desigual en el vacío del fondo concede al retrato una sensación movida, al igual que la iluminación, dirigida desde la derecha, haciendo resaltar el lado izquierdo de la cara y proyectando sombras. La mirada fija al frente, no se cruza sin embargo con la del espectador. El retratado parece clavar la vista en un sitio o un deseo más allá de quien lo mira, y parece tan intensa que disminuye la familiaridad física del modelo, reflejando, en cambio, una especial sensibilidad espiritual o intelectual. Su sencilla vestimenta, apenas esbozada, parece aludir a su condición romántica de artista.
El retratado, Ceferino Araujo Sánchez, fue pintor, grabador y crítico de arte de Madrid, siendo conocido también por sus facetas de coleccionista y restaurador de cuadros. Participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes desde 1858, consiguiendo mención honorífica en 1860 y una medalla en 1862. En 1864, a Bonnat se le encargó invitar a varios artistas a participar en la Exposición Franco-Española de Bayona, su ciudad natal. Araujo expuso allí varios cuadros de paisaje y ganó una medalla de bronce. En agosto u octubre de ese mismo año, vino Bonnat a Madrid para preparar su contribución a la Exposición Nacional de ese año, cuyas reglas estipulaban que todas las obras expuestas se ejecutaran en España.
Pudo haberse pintado este retrato en Bayona o en Madrid, porque Bonnat trabajaba casi siempre del modelo vivo. El formato modesto y la pincelada deshecha indican un retrato privado, y recuerdan otros retratos de Bonnat de sus amigos artistas en París o Roma, como los de Edmond Lebel (Amiens, 1857) y Aimé Millet (Lunévillee, 1869). El retrato es indudable testimonio, común entre artistas, de amistad y agradecimiento, en este caso por la participación de Araujo en la exposición de Bayona.
El estilo del presente retrato, que nunca volvió a emplear Bonnat, fue calificado por J. R. Mélida de cabeza riberesca. Durante su estancia en Madrid en 1864, Bonnat hizo copias de obras de Ribera y otros maestros del Museo del Prado, y los críticos franceses ya notaban una manera española en su arte. En busca de una imagen evocadora de un artista de temperamento, acudió especialmente a los tipos del Greco, deformando y alargando los rasgos del modelo, como expresión de espiritualidad. En su Autorretrato al carbón de 1860 (París, Musée du Petit Palais), Bonnat se representa de forma más realista, mientras que en este lienzo queda patente que el pintor francés quiso interpretar a Araujo con un estilo particularmente significativo de su identidad española (Texto extractado de Luxenberg, A. en: Artistas pintados. Retratos de pintores y escultores del siglo XIX en el Museo del Prado, Museo del Prado, 1997, pp. 100-101).