El rico Epulón y el pobre Lázaro
Siglo XVII. , 110 x 160 cmNo expuesto
Se representa aquí un episodio recogido en el Evangelio de San Lucas (XVI, 19-31), concebido como una escena de género. La historia contrapone a «un hombre rico que vestía de púrpura y lino y celebraba cada día espléndidos banquetes», y un pobre, «echado en su portal, cubierto de úlceras, y deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico; hasta los perros venían a lamerle las úlceras». Tras la muerte de ambos, Lázaro fue al seno de Abraham y el rico Epulón descendió a los infiernos, donde imploró al patriarca que enviara al primero a calmar su sed. Abraham le replicó que ya había recibido sus bienes en vida, y tampoco atendió a sus ruegos de que pusiera sobre aviso a sus hermanos, argumentando que estos ya disponían en la Biblia de numerosos ejemplos de lo que les podía suceder.
Juan de Sevilla extremó los signos de riqueza, visibles en la lujosa estructura en madera dorada de la mesa, en el servicio de plata y las sofisticadas viandas que aparecen sobre ella o en la indumentaria de los personajes. Esta, por cierto, quiere evocar un tiempo pasado, como muestra la vistosa gorguera del opulento dueño de la casa. Tras él se vislumbra un aparador con recipientes de metal dorado; alrededor de la mesa pululan los criados, que portan también ricas piezas de vajilla, y toda la escena se desarrolla en un entorno ampuloso, con una elaborada fuente en la pared del jardín y un gran cortinaje que subraya la posición de los dueños. En el extremo inferior derecho de la composición, en el suelo y semidesnudo, se encuentra Lázaro, que reclama por un instante la atención de los comensales mientras un sirviente se dispone a arrastrarlo fuera de la casa. En el mismo lado de la composición cuelga de la pared al fondo una gran pintura premonitoria en la que se ve a un hombre que acaba de fallecer en su modesto lecho. Está rodeado de varios personajes que lloran su muerte, mientras su alma se eleva al cielo, como detalla Juan de Sevilla en la imagen sutil que se vislumbra en el extremo superior derecho del lienzo.
La escena que representa la irrupción del pobre Lázaro en el banquete del rico sirve para incluir y enumerar todos aquellos elementos que caracterizan un espacio, una mesa y a unos comensales como opulentos, y es uno de los variados ejemplos en los que, a la vez que se juega con la fascinación que despierta la descripción y el reconocimiento visual de los signos de riqueza, esta se incluye en un contexto de advertencia e incluso de reprobación moral. En este sentido, muchas de estas obras, pensadas para un público que por capacidad económica se encontraba mucho más cerca de quien preside el banquete que de Lázaro, y que encontraría en ellas un reflejo de su propio mundo o de sus aspiraciones materiales, encerraban también una enseñanza moral.
Cenalmor, Elena y Portús, Javier, Escenas en espacios de socialbilidad. En: El hijo pródigo de Murillo y el arte de narrar en el Barroco andaluz, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2021, p.165-187 [177-187]