Felipe III
1627. Óleo, 45,5 x 37 cmSala 024
Retrato de busto del rey Felipe III, cuya atribución al pintor sevillano se basa en sus similitudes con otras obras seguras del maestro de mediados de la década de 1620. Esas coincidencias se dan tanto desde un punto de vista técnico (por ejemplo en las capas de preparación) como en la escritura pictórica. El estudio y comparación de la obra con pinturas como Felipe IV armado (P1219) o El infante don Carlos (P1188), reveló una técnica descriptiva similar a estos, distinta a la de otros retratistas contemporáneos. El cuadro fue sagazmente relacionado por su descubridor y donante, William B. Jordan, con La expulsión de los moriscos, una obra pintada por Velázquez en 1627 con destino al Salón Nuevo del Alcázar de Madrid. El cuadro de Velázquez ha desaparecido, pero lo conocemos a través de descripciones contemporáneas por las que sabemos que Felipe III ocupaba un lugar principal y aparecía de pie, mirando a la lejanía. Velázquez nunca vio a este monarca, que tenía 41 años en 1609, cuando decretó la expulsión de la población morisca, pero al ser el protagonista de la pintura el artista debió de poner un empeño especial en la representación de su rostro, que recuerda al de muchos retratos cortesanos.
Muy probablemente, este cuadro, que se encuentra abocetado, es el estudio preparatorio que permitió al pintor imaginar el rostro de Felipe III y que le serviría como punto de partida a la hora de plasmarlo en el lienzo principal.
Portús Pérez, Javier, 'Diego Velázquez. Felipe III'. En: Cuarenta años de amistad. Donaciones de la Fundación Amigos del Museo del Prado., Madrid, Museo Nacional del Prado. Fundación Amigos del Museo del Prado., 2021, p.112 nº 34