Hércules Farnese (vista dorsal izquierda)
1775 - 1780. Lápiz negro, Sanguina, 186 x 130 mmNo expuesto
Página 139 del Cuaderno italiano de Goya, D06068. La preceptiva reivindicación de los modelos clásicos, sobre la que gravitaban los programas académicos ilustrados, tiene su reflejo en el Cuaderno italiano a través de tres apuntes del Torso del Belvedere (pp. 58, 59 y 61) y cuatro del Hércules Farnese (pp. 139, 141, 143 y 145), copiados desde perspectivas diferentes. Reuter informa de cómo ambas estatuas se encontraban entre los modelos escultóricos que debían ser copiados por los pensionados españoles en Roma, según recogía el apartado 12 de la Instrucción para el director y los pensionados pintores y escultores en Roma, redactada en 1758 por Ignacio de Hermosilla en su condición de secretario de la Real Academia de San Fernando. También señala Reuter que la representación de los modelos desde los tres puntos de vista referenciales –frontal, lateral y dorsal– era una convención fijada en las series de estampas que reproducían esculturas antiguas, como la Segmenta nobilium signorum e statuarum quae temporis dentem invidium evasere Urbis aeternae ruinis erepta de François Perrier, publicada en Roma en 1638.
En 1771 el mármol del Hércules Farnese, copia romana del original en bronce de Lisipo, se encontraba todavía en el Palazzo Farnese de Roma, antes de que la colección escultórica del cardenal Alessandro Farnese fuera enviada a Nápoles en 1787. Aunque Goya pudo haber visto la estatua en Roma, resulta más convincente suponer que la tomó, igual que el Torso del Belvedere, de un repertorio de estampas o de una reproducción en vaciado. En cualquier caso el modelo utilizado por Goya correspondería a un momento anterior a la restauración de Carlo Albacini de 1787, cuando le fueron reintegradas a la escultura las piernas originales. Hasta esa fecha el Hércules Farnesio conservaba las piernas esculpidas en la segunda mitad del siglo XVI por Guglielmo della Porta, discípulo de Miguel Ángel, quien había completado la escultura, que fue descubierta sin piernas. Las extremidades originales fueron encontradas poco tiempo después del resto, si bien durante los siglos XVII y XVIII los Farnese decidieron mantener los añadidos renacentistas.
En el siglo XVII se realizó por iniciativa de Velázquez, que siguió las directrices del rey, una copia en yeso del Hércules Farnesio. Esa reproducción de la escultura clásica, con sus añadidos renacentistas, se conserva en la Real Academia de San Fernando de Madrid desde su fundación en 1752. Debido a su gran tamaño, el vaciado ocupó un espacio destacado en la Academia y en el decenio de 1770 estaba instalado en el patio del edificio. Goya, que tuvo que conocer el Hércules de la Academia, pudo haber realizado los cuatro dibujos del Cuaderno a partir de ese vaciado. Esta hipótesis parece confirmada por la peculiaridad de la piel del león de Nemea, que en el yeso de la Academia se encontraba parcialmente mutilada y llegaba sólo hasta la mitad de la clava de Hércules. En el mármol original y en otras reproducciones del mismo, tanto escultóricas como gráficas, la piel con la garra del león se extiende hasta el punto de apoyo de la clava con el pedestal. Los dibujos del Cuaderno italiano muestran, sin embargo, el defecto característico del vaciado de la Academia, que Goya pudo haber dibujado entre 1775 y 1780. (Texto extractado de Mena Marqués, Manuela B. en: Cuadernos italianos en el Museo del Prado: de Goya, José del Castillo, Mariano Salvador Maella. Museo Nacional del Prado, 2013, p. 734).
La página presenta una mancha de aceite o barniz en el ángulo inferior derecho del papel. Suciedad generalizada en el borde exterior por roce de los dedos. Impronta de huella digital grasa. En la zona inferior, transferencia por contacto de tinta procedente de las anotaciones numéricas de la página contigua.