La toma del Reino de Granada
1760. , 84 x 122 cmNo expuesto
Este relieve, sin concluir, es uno de los treinta y seis relieves (cuatro de ellos sin acabar) destinados a la decoración de los pasillos del Palacio Real, proyectada por Fernando VI e iniciada en 1753. Fue interrumpido el proyecto por Carlos III en 1761, por considerar los relieves excesivamente aparatosos. Al museo llegaron, en el siglo XIX, treinta y una de estas obras, nueve de ellas con escenas bélicas, siete con alegorías, siete con escenas religiosas y seis con consejos, además de dos representaciones de concilios, de las que una pudo ser diseñada para completar el conjunto de las asambleas políticas.
El motivo elegido para representar en él es uno de los acontecimientos de mayor trascendencia en nuestra historia, la Toma de Granada. Las fuentes de inspiración de que dispuso Olivieri pudieron ser varias, teniendo en cuenta que, aparte de las crónicas, este mismo tema había sido representado por otros artistas varios siglos atrás: piénsese en el relieve de Vigarny en la Capilla Real de Granada o en los que el Maestro Rodrigo Alemán trabajó para la Sillería de la Catedral de Toledo.
Olivieri dejó este relieve solamente esbozado, al igual que la Conquista de Méjico (E0481). La obra fue entregada en el almacén de Palacio el 31 de octubre de 1760. Por orden de Carlos III fue llevada a casa de Olivieri para su conclusión el 26 de mayo de 1761 y, al fallecer el escultor y no haberse concluido, se ordenó se recogiese de la casa de Da Bernarda de Zepeda, viuda de Olivieri, y que peones de la misma obra la llevasen a casa del escultor Felipe de Castro, para que éste se hiciese cargo de su terminación. El relieve, sin embargo, quedó tal y como lo entregó Olivieri. Aunque el trabajo está apenas bosquejado, se descubre en él aquellos personajes destacados de la acción, que se sitúan en el centro de la escena: Boabdil parece ser la persona arrodillada a la derecha de la imagen en actitud de vasallaje o entrega de las llaves. Los reyes Fernando e Isabel a la izquierda y tras ellos el séquito de los monarcas entre los que destaca la figura de un guerrero a caballo. Al fondo se insinúa la ciudad de Granada (Texto extractado de Tárraga Baldó, M. L.: Giovan Domenico Olivieri y el Taller de Escultura del Palacio Real. III. Su obra. Madrid, 1992, pp. 374-375).