Paisaje con un cartujo (¿san Bruno)?
1636 - 1638. , 158 x 234 cmNo expuesto
La escena representa posiblemente a san Bruno (ya que le estaba dedicada una de las ermitas del Buen Retiro) de pie, a la entrada de una cueva que cobija en su interior una capilla con retablo. La composición está estructurada en planos paralelos hacia el fondo y cerrada a ambos lados por elementos verticales. Por el centro se abre hacia la lejanía. La luz del amanecer baña el fondo. En el primer plano en sombra destacan la figura del santo y el macizo rocoso a su espalda fuertemente iluminados. A pesar de que ya en el siglo XVII el pintor y tratadista alemán Joachim von Sandrart (1606-1688) alabó la capacidad de Van Swanevelt como pintor de figuras, tradicionalmente se ha venido aceptando la intervención de otros pintores en la ejecución de esta figura que es de una escala y, sobre todo, de una rotundidad mayor que las habituales en Van Swanevelt. En cuanto a la autoría del jardín, también ha sido tradicionalmente discutida, no sólo por el hecho de que las flores están, a todas luces, sobredimensionadas con respecto a los otros elementos que integran la composición, sino porque no se conoce ningún otro ejemplo de bodegón de flores en los cuadros de este pintor.
La formidable campaña de adquisiciones de obras de arte organizada por el conde-duque de Olivares en los años cuarenta del siglo XVII para decorar los amplios espacios del palacio del Buen Retiro de Madrid incluía un número muy notable de paisajes. No podemos precisar cuántos de ellos, poco menos de doscientos, fueron comprados en Flandes o en España, ni cuáles procedían de colecciones particulares o de otros Reales Sitios, pero podemos establecer con certeza, gracias a las obras que se conservan en el Museo del Prado y a los documentos localizados hasta la fecha, que el palacio del Buen Retiro se enriqueció con numerosos paisajes pintados para la ocasión por artistas activos en Roma.
Se encargó como mínimo, una serie de veinticuatro paisajes con anacoretas y una decena de paisajes italianizantes, obras de gran formato realizadas por diferentes artistas. Sólo una parte de estas pinturas han llegado hasta nosotros y en la actualidad se conservan principalmente en el Museo del Prado.
Encargadas entre 1633 y 1641 en Roma, estas pinturas de paisaje componían, una vez expuestas en el Buen Retiro, una temprana antología de ese nuevo pintar del natural que, en años venideros, exportaría a gran parte de Europa una nueva sensibilidad hacia los efectos lumínicos y la atmósfera de la campiña romana, lo que representaba uno de los muchos aspectos de la clasicidad (Texto extractado de Posada Kubissa, T.: Pintura holandesa en el Museo Nacional del Prado. Catálogo razonado, 2009, pp. 207-210; Capitelli, G. en Úbeda de los Cobos, A.: El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, 2005, p. 241).