San Jerónimo
Hacia 1566. , 183 x 122 cmNo expuesto
El Padre de la Iglesia sentado, apoya el codo izquierdo sobre un libro que está sobre una mesa, junto con el crucifijo y la calavera; la pluma en la diestra y a los pies, el león. Antonio Campi, artista de varios registros, exhibió a lo largo de su carrera una satisfactoria combinación de rasgos manieristas y naturalistas perceptible en esta obra, donde la acusada torsión de la figura o el exagerado contraste de proporciones entre el cuerpo y la cabeza del santo conviven con un obvio empeño en la representación del natural. El modo como Campi reproduce las calidades de los objetos sobre la mesa, y el interés por los efectos de la luz sobre sus superficies convierten este fragmento de pintura en una espléndida naturaleza muerta. Al finalizar la década de 1560 Campi entró en contacto con el arzobispo de Milán Carlo Borromeo, percibiéndose las consecuencias de este encuentro en su pintura posterior, que adquiere un tono pietista y una expresividad emocional antes ausentes. La crítica incluye esta obra entre las que mejor reflejan el impacto de Borromeo, responsable de su sobriedad compositiva, del tratamiento áspero de la anatomía, y de su concentrada espiritualidad. Decisivo en la consecución de estos fines es el manejo de la luz, creando acusados contrastes entre luces y sombras que dotan de gran presencia la figura y el rostro del santo (Texto extractado de Falomir, M.: Guía de la pintura italiana del Renacimiento, Museo del Prado, 1999, p. 106).