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Ciclo de conferencias

Poetas en el Prado VI. Lo que podría suceder

Sábados 1 de marzo, 5 de abril, 10 de mayo, 7 de junio y 5 de julio de 2025

Según Aristóteles, la diferencia entre un historiador y un poeta dramático es la siguiente: que uno cuenta lo que ha sucedido y, el otro, lo que podría suceder. Existen pintores historiadores y pintores dramáticos: pintores que cuentan lo que ha sucedido y, otros, lo que podría suceder. Veamos dos de las versiones de Susana y los viejos que se conservan en el Museo del Prado: ¿Tintoretto sería un pintor historiador y Guercino un pintor dramático? El drama se parece mucho a la pintura clásica. Hay un espacio que está enmarcado. En ese espacio habitan personajes que, siempre en presente ante nuestros ojos, están en acción. Incluso posar es una acción. Si los personajes actúan según las circunstancias dadas, en los cuadros bien se puede representar un conflicto. La pintura se parece mucho al drama clásico y por eso es, de alguna forma, un registro vivo de la imaginación teatral. En la poesía dramática, de nuevo según Aristóteles, una cosa puede suceder después de otra, pero es más interesante si una cosa sucede a causa de otra. Es siempre interesante ver lo que ha sucedido, pero más todavía para poder representar lo podría suceder.

Por poner otros dos ejemplos: a los teatreros nos interesa la tensión de ese perro que puede despertar a Adonis del sueño del Amor en el cuadro de Veronés; o la mirada fija en los dos gendarmes del niño ante el cuerpo muerto de su padre en Después de una huelga de José Uría.

En este ciclo, los Poetas en el Prado son dramáticos: acción, gesto, luz, espacio y música. Buscan representar el lenguaje de la vida no porque haya que imitar lo que ha sucedido, sino porque les gusta interpretar lo que podría suceder.

Con el patrocinio de:
Fundación de Amigos del Museo del Prado
Horario
Los horarios que figuran en el programa se corresponden con la hora peninsular española
Destinatarios
Estudiantes universitarios, investigadores, profesionales y público general
Lugar de realización
Auditorio del Museo Nacional del Prado
Dirección
Brenda Escobedo
Organización
Museo Nacional del Prado
Asistencia presencial
Entradas en taquillas desde las 18 h de cada jornada. Es posible la asistencia presencial a las sesiones hasta completar el aforo. No se realiza emisión directa en línea de las conferencias, pero sí serán publicadas las grabaciones de las mismas
Contacto
centro.estudios@museodelprado.es
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Multimedia

Programa

2025

mar
1
18.30 hSegún…

Brenda Escobedo (Filóloga y dramaturga)

Adaptar textos teatrales para la escena lleva a conocer aspectos interesantes de la estructura dramática. Para sostener la naturaleza del drama y poderlo reproducir, importa discernir entre el conflicto manifiesto de dos derechos en pugna y la tensión condensada de un presente en continuidad. El conflicto, en sí, si no es la causa de lo que viene, funciona solo a nivel narrativo, no dramático. Sucede una cosa y después la otra, pero esa vida representada no atraerá nuestra atención en un marco escénico.

Para llegar a este conocimiento no basta solo con leer o estudiar muchas veces una obra, hace falta ver las variaciones que ha tenido en muchas otras miradas a lo largo del tiempo. La constante comparación de interpretaciones sobre un mismo objeto es un material inagotable para este estudio.

En las versiones pictóricas que existen sobre relatos mitológicos –Venus y Adonis, Marte–, bíblicos –Susana y los viejos, la Sagrada Familia– o sobre personajes de la vida popular, encontramos a veces lo épico, a veces lo dramático, a veces lo cotidiano, según. Ya sean dos pintores sobre el personaje de José –Goya y Andrea del Sarto- o dos poetas sobre Ícaro –W. H. Auden y William Carlos Williams–, en cada mirada el arte se renueva y se vuelve, como en el drama, un presente en continuidad. Según Lope de Vega, la muerte no se pintaría como la pinta Brueghel el Viejo; según Hamlet, del retrato de un hombre depende su capacidad de reinar; según…

abr
5
18.30 h¿Qué está ocurriendo?

Eusebio Lázaro (Escritor, actor y director de teatro y cine)

La pintura y la poesía han estado unidas conceptualmente al menos desde el famoso dictum horaciano de Ut pictura poesis; la una como poesía muda y la otra como pintura que habla, si nos remontamos a la opinión del lírico griego Simónides de Ceos.  En este sentido, la poesía dramática ha estado desde siempre entremetida con el cuadro o viceversa. El cuadro representa una acción que ha sido congelada, detenida, pero es una acción que tiene un pasado y, presumiblemente, un futuro. Digamos que toda acción tiene un desarrollo. Si tomamos el cuadro de Las Meninas, veremos que, al igual que en el teatro, el tiempo está detenido, pero no así la acción (en realidad hay infinitas interpretaciones sobre “lo que está ocurriendo” en el cuadro). Por eso, no es exacto decir que la acción en el cuadro está detenida. En una buena pintura nada está detenido. En primer lugar, hay que distinguir entre acción y movimiento. El cuadro se compone para que haya movimiento (que sugiere la acción). El movimiento permite suponer que hay, ha habido o habrá acción. La pintura es la acción permanente.

Por otra parte, si nos fijamos en el retrato (por ejemplo, el cuadro de Ribera que representa a Arquímedes –o quizá sea Demócrito, por lo sonriente–), veremos que, a pesar de la quietud obligada del personaje, hay una acción interior y unas claves esparcidas en los objetos. El retrato contiene siempre un misterio, pero es un misterio de complicidad entre el artista y el retratado; o de escondida crítica, de revelados secretos, que el modelo o la modelo creía esconder, pero que el pintor descubre en el gesto y la mirada. Pienso, por ejemplo, en la tremenda mirada nada sufriente, casi de soslayo, del Ecce Homo de Ribera. Uno podría pasar horas para tratar de averiguar a quién mira o qué está diciendo con esa mirada casi acusatoria. Me interesa, en fin, ver que, al menos en la pintura clásica, la acción contiene un misterioso pasado y un no menos improbable desarrollo futuro.

may
10
18.30 hUna poética presente inspirada en el pasado

Ana Zamora (Directora de escena y dramaturgia)

Todo creador escénico es un mediador entre el pasado y el presente. Somos lo que ya otros fueron antes, y nuestra manera de expresarnos artísticamente está marcada, irremediablemente, por aquello que nos precedió. Es inútil resistirse a asumir el peso de la historia. Hacer teatro es, por tanto, una cuestión de forma y contenido: tenemos la responsabilidad de releer las obras del pasado para entendernos o cuestionarnos, y construir una poética coherente, que nos permita transformar en arte aquello que debe transcender nuestra realidad presente.

Pero ¿cómo se hace eso? ¿Es lícito manipular, con el fin de desarrollar lenguajes propios, las manifestaciones artísticas en las que contextualizamos el teatro del pasado? ¿No sería más bien nuestra obligación, como creadores contemporáneos, luchar contra la tiranía de un legado que hoy nos deja extasiados ante su simple contemplación? ¿Debemos entender el Museo del Prado como remanso de inspiración, o como campo de batalla en el que enfrentarnos con nuestras propias frustraciones artísticas?

jun
7
18.30 hDe la iglesia al mercado. La esencia y la repetición en “El lavatorio” de Tintoretto

Dan Jemmett (Director y escritor teatral)

Me resulta interesante ver el cuadro El lavatorio de Tintoretto y, en particular, la forma en que se relaciona con cuestiones de mi propio trabajo sobre diseño escénico, organización espacial y la noción de funciones repetidas. El arte occidental ha mantenido durante mucho tiempo una relación fascinante con las innovaciones de la práctica arquitectónica. Los Diez Libros de Arquitectura de Vitruvio ejercieron una gran influencia en la construcción de los primeros teatros isabelinos, Palladio fue crucial para el desarrollo de la visión teatral de Íñigo Jones y El Lavatorio de Tintoretto se inspiró en el libro sobre perspectiva de diseño escénico de Sebastiano Serlio. Hay cuatro siglos de distancia entre los diseños teatrales de Serlio y el Espacio vacío de Peter Brook, pero aún así, la eternamente ponderosa pregunta sobre la representación (¿qué estamos mirando? ¿Exactamente dónde representan los actores?) constituye el punto de partida de cada nueva producción teatral.

Es fascinante que, en el gran lienzo de Tintoretto, la escena de Cristo lavando los pies tome lugar en la parte frontal derecha y que la perspectiva de la pintura sólo tenga realmente sentido cuando se la ve desde este ángulo. Efectivamente, la pintura estaba colgada a la derecha del altar de la iglesia de San Marcuola en Venecia, provocando en los feligreses (¿el público?) una conciencia espacial, no sólo de la pintura sino también de la arquitectura de la iglesia misma. ¿Podría la pintura de Tintoretto ser un ejemplo temprano de teatro in situ? ¿Qué significa sacar la pintura de su original contexto ritual y presentarla en un museo? Existen varias versiones de El lavatorio de Tintoretto y algunos estudiosos creen que la que se exhibe en Shipley Art Gallery, en el Reino Unido, podría ser, de hecho, la original. La noción de original y copia siempre ha obsesionado al mundo del arte, pero se habla menos de la (re)producción de la misma pintura por el mismo artista y los asistentes de su taller.  Ya en la Italia del Renacimiento, la pintura era un negocio potencialmente rentable, e incluso la representación de temas religiosos pasó a manos del mundo secular del dinero.

Antonin Artaud habló sobre el poder del evento, el espectáculo singular que dejaría una huella única e indeleble en la mente de quienes pudieran presenciarlo. ¿Tenía razón Artaud? ¿Es posible reivindicar un gesto artístico esencial, original en el teatro, cuya repetición no es más que una sublimación cultural (por ende una represión) de ese impulso primario? ¿Habrá habido alguna vez un momento en la pintura y en el teatro antes de la representación (en francés, performance) en el que la muestra y lo mostrado fueron la misma cosa? Y nuevamente, pensando en la pintura de Tintoretto, ¿podría una reflexión sobre el arte pictórico y el espacio sagrado de la iglesia de San Marcuola en Venecia contener la respuesta a tal pregunta?

jul
5
18.30 h¿Cómo podría sonar?

Sara Águeda (Intérprete y compositora)

Hasta hace muy poco tiempo era desconocida la práctica musical de las mujeres durante el Renacimiento fuera del marco secular. Gracias a la labor musicológica, hemos descubierto que había mujeres muy instruidas en la música que no solo tocaban varios instrumentos, sino que también se acompañaban con el canto y que eran contratadas como “criadas” para amenizar encuentros de mujeres en las altas clases sociales. El Maestro de las Medias Figuras (cuya obra forma parte de la colección del Museo del Prado) ha dejado un registro visual de estas mujeres, pero la recreación sonora ha sido imposible de representar. ¿De qué manera cantaban y tañían las mujeres? ¿Era esta música directa o indirecta? ¿Elegían ellas los temas del amor, del desamor, del paso del tiempo? Para dar respuesta a estas preguntas nos fundamentamos en estudios musicales con criterios históricamente documentados, pero solo contamos con nuestra imaginación musical para responder a ¿cómo podría sonar?  Este ha sido el objeto de estudio de mi último proyecto discográfico Ellas renacen. La música, a lo largo de la historia, ha funcionado de escenografía emocional para describir los momentos históricos, para abordar las pasiones del alma y para representar los afectos. El cine es un arte que ha sabido explotar este vínculo. Ser músico de escena supone compartir la emoción y el espacio de la acción; este arte no consiste en ilustrar lo ya representado, sino en expresar el sonido emocional, en edificar una escenografía sonora. ¿Puede una misma pintura sonar de diversas maneras? ¿Podríamos pensar que una pintura daría siempre el mismo sonido, la misma expresión musical?

La historia de Susana y los viejos, perteneciente al Libro de Daniel (siglo III a.C), ha sido representada en numerosas ocasiones a lo largo de la historia a nivel pictórico, pero también son diversos los compositores que describen este relato tan controvertido a través de la música. La recreación sonora de una historia puede tener su punto de partida en una imagen, pero para que un momento cobre vida, tenemos que imaginar cómo podría sonar.

Ponentes

Directora del ciclo: Brenda Escobedo

Directora del ciclo: Brenda Escobedo
Brenda Escobedo fotografiada por Sergio Parra 

Brenda Escobedo (1978). Filóloga y dramaturga de origen mexicano. Reside en España desde 2010. Es doctora en Estudios Teatrales por la Universidad de Alcalá. Ha colaborado desde 2011 con el director, actor y académico José Luis Gómez con dramaturgias para la Real Academia Española (Cómicos de la lengua y La lengua navega a América), para la Compañía Nacional de Teatro Clásico (Celestina) y para el Teatro de la Abadía (Mio Cid). Ha trabajado como dramaturga con el director Ernesto Arias (La enfermedad de la juventud, de Ferdinand Bruckner; Dos nuevos Entremeses, de Miguel de Cervantes; El animal de Hungría, de Lope de Vega y El hospital de los locos, de José de Valdivielso). Ha firmado la versión de Nekrassov de Jean Paul Sartre, bajo la dirección de Dan Jemmett. Es autora de las dramaturgias y de la dirección de escena de El diablo mundo, de José de Espronceda y de La tumba de Keats, de Juan Carlos Mestre. Es autora de la dramaturgia de La casa de los celos, de Miguel de Cervantes, dirigida por Ernesto Arias (dentro del proyecto Dramaturgo invitado de la Fundación Juan March). En 2023 estrena el Festival de Almagro con El templo vacío, un espectáculo sobre mística que codirige con Lluís Homar para la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Entre sus últimos trabajos están Los gatos mueren como las personas, un espectáculo sobre Fassbinder y Müller bajo la dirección de Dan Jemmett para el Centro Dramático Nacional, El gran teatro del mundo, bajo la dirección de Lluís Homar y Don Gil de las calzas verdes, dirigido por Sara Kane para la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Actualmente escribe un ensayo sobre el oficio dramatúrgico.

Eusebio Lázaro

Eusebio Lázaro
Eusebio Lázaro

Eusebio Lázaro es escritor, actor y director de teatro y cine. Paralelamente al desempeño de estas tareas, ha estado involucrado muy especialmente en el mundo pictórico. A mitad de la década de los sesenta, trabó amistad con miembros de los grupos El Paso y Dau al set. En su labor teatral ha colaborado con pintores para la realización de sus espacios escénicos, como Antonio Saura, Juan Gomila, o José Hernández. Él mismo ha realizado escenografías. Ha traducido, producido y representado a Shakespeare y a los clásicos griegos con su propia compañía en Madrid y en diversos festivales internacionales. Como autor teatral ha escrito El ensayo y El premio, estrenadas en el Festival de Otoño de Madrid y Los perros de Van Gogh en preparación actual.

Ha trabajado como actor de cine y televisión con grandes directores, tanto españoles como extranjeros (Saura, Almodóvar, Berlanga, Camus, G. Aragón, Richard Lester, Philippe Monnier, Guillermo del Toro, Milos Forman, etc.). Como director de cine obtuvo la Espiga de Oro en la Semana Internacional de Valladolid con su primer mediometraje, El clarinete. Más tarde dirigió su segundo mediometraje La Cena, para Canal Plus. Le sigue una serie de documentales sobre pintores contemporáneos: Tàpies, Barceló, Alechinski, Soulages, Millares, y compite en los Goya con el largometraje documental La realidad en pedazos sobre la historiadora y crítica de arte Dore Ashton, figura fundamental del expresionismo norteamericano.  Ha dirigido el cortometraje Día de suerte, basado en un cuento de José Ovejero, que ha obtenido el Primer Premio en el Festival Napoleón de París y seleccionado por el Tri Cities Festival de Washington. Ha publicado el libro Fiebre Alta (Ed. La discreta, 2018), crónica testimonial de la vida social, política y artística de la segunda mitad del siglo XX y primera del XXI, y el de narraciones Aquello bien podía ser México (Ed. Sitara, 2019). Recientemente ha publicado su poemario Bóvedas de sombra, ilustrado por Miquel Barceló (Ediciones de Oriente y el Mediterráneo, Madrid 2024).

Ana Zamora

Ana Zamora
Ana Zamora fotografiada por Sergio Parra 

Titulada superior en Arte Dramático, especialidad de Dirección de Escena y Dramaturgia por la RESAD (1996-2000). En el año 2001, funda “Nao d´amores”, colectivo de profesionales del teatro clásico, los títeres y la música antigua, que ha venido desarrollando una labor de investigación y formación para la puesta en escena del teatro prebarroco. Como directora independiente ha realizado puestas en escena de textos muy diversos, pudiendo resaltar sus trabajos para centros de producción de titularidad pública: La fiesta de la libertad (2020) para RTVE producida por Fundación SGAE; Carmen, de Bizet, para el Teatro de la Zarzuela (2014); Ligazón, de Valle- Inclán, en el espectáculo Avaricia, Lujuria y Muerte producido por el CDN (2009); Tragicomedia de Don Duardos, de Gil Vicente, para la CNTC (2006). En el ámbito de la gestión cultural, formó parte del equipo organizador de Titirimundi- Festival Internacional de Teatro de Títeres de Segovia (1992-2000) y del Festival Internacional Folk Segovia (1990-2000). Ha recibido a lo largo de su trayectoria profesional diferentes premios y ha disfrutado de dos becas MAEC-AECID de la Real Academia de España en Roma con los proyectos: Influencias italianas en el nacimiento de la comedia renacentista española (2017/2018) y Puesta en escena y tradición popular: las idas y las vueltas del teatro de títeres (2019/2020). Es Académica Correspondiente por la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce desde el año 2013.

En el año 2023 recibe el Premio Nacional de Teatro, otorgado por el Ministerio de Cultura, “por su recuperación del patrimonio teatral español medieval, renacentista y prebarroco durante más de veinte años al frente de Nao d’amores, con excelentes resultados y acercándolo al gran público”. Respecto de sus espectáculos, el jurado ha subrayado que “desprenden una espiritualidad que ahonda en la esencia del teatro. Asimismo, ha destacado su excelente labor de investigación y docencia, impartiendo cursos y seminarios por todo el mundo sobre dicho patrimonio y abrazando en sus montajes la investigación musical”.

Dan Jemmett

Dan Jemmett
Dan Jemmett 

Dan Jemmett es director y escritor teatral que también ha dirigido ópera y cine. Ha puesto en escena una multitud de obras en diversos teatros alrededor del mundo, entre los que destacan el Théâtre Vidy-Lausanne en Suiza, Les Bouffes du Nord de París, el Teatro de la Abadía de Madrid y el Teatr Polski de Varsovia. Ha sido el primer director británico en dirigir una obra de Molière en la Comédie Française de París (Les Précieuses Ridicules), donde también dirigió La tragedia de Hamlet de Shakespeare y La Grande Magia de Eduardo de Filippo. Ha representado óperas en la Opera Comique de París y en el Teatro Comunale de Bolonia. Sus trabajos más recientes han sido Madre Coraje de Brecht en La Comedia Nacional de Montevideo, Uruguay, Medida por medida de Shakespeare en el Teatr Zeromskiego de Kielce, Polonia, el Cuarteto de Heiner Müller en el Centro Dramático Nacional de España y una nueva obra de Rémi de Vos, Tachkent, en el estudio Marigny de París.

Sara Águeda

Sara Águeda
Sara Águeda

Inicia sus estudios en el Conservatorio Arturo Soria de Madrid. En 2005 comienza su andadura en la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) como músico de escena, durante ocho temporadas, realizando numerosas giras nacionales e internacionales. Tras descubrir el arpa de dos órdenes con Nuria Llopis, el gusto por la música antigua le lleva a la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC) para completar su formación con la arpista Mara Galassi.

Toca habitualmente en los festivales más importantes del mundo, frecuentando espacios como la Konzerthaus de Viena, la Philharmonie de París y la de Berlín, el Auditorio Nacional de Música, el Teatro Real de Madrid y la Opera Royal de Versailles, entre muchos otros. Aparte de su carrera como solista, colabora con numerosos grupos dedicados a la interpretación histórica como Música Ficta, La Capilla Jerónimo de Carrión, Música Alchemica, La Ritirata, Opera Omnia, Freiburger Barockorchester, Capella de Ministrers, Capella Sanctae Crucis o Le Poème Harmonique. Ha participado en numerosas producciones teatrales y lecturas dramatizadas como intérprete, compositora y diseñadora de espacios sonoros. Ha firmado más de cuarenta discos en sellos como Glossa, Alpha, Harmonia Mundi, Panclassics, Warner, Dux. Sus proyectos discográficos a solo son: Un viaje a Nápoles, El teatro del arpa, Stravaganza e Im-posibles (con la agrupación Tañer). El pasado mes de mayo salió a la luz su nuevo disco: Ellas renacen.

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