A Francisco Martínez de la Rosa, en su muerte
Después de 1862. Plata.No expuesto
En el anverso su cabeza, desnuda, a la derecha. En el reverso láurea y rama de laurel cruzadas sobre una repisa.
Político y escritor. Estudió en la universidad de su ciudad natal donde más tarde fue catedrático de Filosofía moral. Al producirse la invasión francesa en España tomó partido por la causa de la independencia y fue comisario de la Junta Suprema del Gobierno de Granada. Entre 1810 y 1811 estuvo en Londres colaborando en El español, periódico fundado por José María Blanco White, y allí publicó su poema «Zaragoza», compuesto dos años antes para un certamen poético-patriótico. Fue diputado por Granada en las Cortes de 1813, y restablecido el absolutismo en mayo del siguiente año, fue desterrado al peñón de la Gomera entre 1816 y 1820. Ministro de Estado en 1822, durante el período constitucional, la reacción absolutista de 1823 le obligó a residir en Francia hasta 1831. A la muerte de Fernando VII se encargó de nuevo del gobierno y promulgó el Estatuto Real (abril 1834), texto constitucional de signo conciliador que le enemistó con reaccionarios y exaltados. Durante el régimen progresista sufrió un nuevo exilio en París de 1840 a 1843, y con el triunfo de los moderados volvió a desempeñar altos cargos; fue embajador en París en dos ocasiones y presidente del Congreso y del Consejo de Estado.
En 1812 estrenó en Cádiz la tragedia histórica La viuda de Padilla, publicada dos años después junto con Bosquejo histórico de la guerra de las comunidades. En París publicó en 1827 sus Obras literarias, y de 1829 es la tragedia Edipo, quizá la mejor de su producción. Su drama La conjuración de Venecia (1834) significó el triunfo del teatro romántico en España.
Esta medalla, firmada por Eduardo Fernández Pescador y Alberto Estruch, fue considerada por Antonio Vives obra de un solo artista. (Texto extractado de: Cano Cuesta, M., Catálogo de Medallas Españolas, Madrid: Museo Nacional del Prado, 2005, pp. 277-278).