El pino de Béjar
1900. Óleo, 54,5 x 35 cmSala 060A
Fondo montañoso que representa la sierra de Candelario (Salamanca) parcialmente cubierta de nieve. Este cuadro es el más estrecho y vertical de una serie de once obras que Regoyos realizó en Béjar y Candelario. La sombra del tronco y de sus ramas, proyectada sobre un murete dorado por el sol de la mañana, es un eco de esa verticalidad y supone un contraste cromático muy nítido.
Como en otras obras, el artista dividió la composición en varias partes y aplicó un tratamiento distinto a cada una. En el primer término empleó una pincelada en forma de motas; en el declive del desmonte, bajo los chopos, toques cortos, oblicuos y paralelos propiamente impresionistas; en el murete, trazos en forma de líneas gruesas que siguen las direcciones de las junturas de las piedras; en la chopera, toques cortos ocres y verdes superpuestos que acentúan su densidad; y una pincelada, en fin, más amplia en las cumbres de la sierra y en la parte inferior del cielo.
El trabajo ante el natural con iluminación de media mañana permitió al artista estudiar los fuertes contrastes de luz, que resolvió en las zonas bañadas por el sol con tonos intensamente amarillos y anaranjados, y que llevó en la composición general a un predominio de las distintas gamas del violeta, tono complementario del amarillo empleado con frecuencia por los impresionistas. En la sierra, los efectos de una nieve que se funde bajo la acción del sol de primavera bajo un cielo azul intenso se traducen en colores morados.
Barón, J, 'Darío de Regoyos y Valdés. El pino de Béjar.' En: Donación Hans Rudolf Gerstenmaier al Museo del Prado, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2019, p.n.4 33-35