Manuel Flores Calderón
Hacia 1842. , 139,3 x 104,5 cmSala 061
Pareja de la efigie de su hermana mayor (P4301), representa al niño Manuel Flores Calderón, quien en su vejez donaría ambos retratos al Museo de Arte Moderno. El pequeño, que aparenta unos ocho años, está retratado de cuerpo entero ante un celaje cubierto, en un paisaje casi nocturno. Posa con naturalidad en pie y de frente, con gesto risueño y despierto, mirando al espectador. Viste ropas de marino: camisa blanca de jaretas, pantalón con tirantes, chaquetilla corta, lazo al cuello y gorra que sujeta en la mano izquierda. Con la otra se apoya en un peñasco junto a la costa, que se ve en la lejanía surcada por un velero, subrayando así seguramente la afición del niño por el mar. Frente a la mayor intencionalidad decorativa del retrato de su hermana, éste resulta más sobrio en su disposición y gama cromática, como corresponde según la etiqueta de la época a la condición masculina del pequeño modelo, diferenciándose incluso en su tratamiento plástico, al estar resuelto con una factura distinta, más directa y menos depurada que en el cuadro compañero. En este caso, Esquivel logra fundir con singular acierto la paleta de tradición española en la combinación de colores como el blanco, el negro, el rojo y el gris, junto al refinamiento elegante de la retratística infantil inglesa, de la que los pintores románticos españoles tomaron aspectos como la ambientación taciturna de los paisajes para sugerir una atmósfera envolvente en torno a los personajes o la costumbre de retratar a los niños varones con uniforme. Por lo demás, el maestro sevillano vuelve a hacer aquí gala de su dominio de todos los recursos del género en detalles de virtuosismo técnico como la descripción de la indumentaria, dibujando con detenimiento el adorno de los tirantes y los reflejos del charol de los zapatos, así como en el modelado de las manos o los brillos de las uñas (Texto extractado de Díez, J. L. en: El siglo XIX en el Prado, Museo Nacional del Prado, 2007, pp. 151-154).