Miguelito
1919. , 47 x 16 cmNo expuesto
Retrato póstumo que Blay esculpió como un sencillo e íntimo recuerdo de su quinto hijo, Miguel Blay Pichard, Miguelito, fallecido el 23 de abril de 1918. Por ello figuran los nombres de pila de sus padres en los dos laterales. La vida del niño, truncada con siete años y nueve meses, aparece simbolizada de forma sobria y nada afectada en el bajorrelieve del frente de la base del retrato, con un tronco de árbol joven quebrado, que estaba creciendo acotado por un pequeño cerco.
El artista quiso transmitir la vida y el optimismo propios de un chiquillo, esculpiendo de manera muy serena exclusivamente la cabeza, y dejando patente su aspecto exterior con el cabello lacio que le cae sobre la frente, tan característico del niño, como se puede apreciar en una de las últimas fotos que se conservan en colección particular de padre e hijo, sonrientes, en el estudio de Blay. La tristeza que este suceso produjo en sus padres dejó en esta obra un poso de nostalgia que, seguramente, sabiendo la historia que ocultaba, hizo que fuera valorada como una "patética cabeza infantil" por Bufill (1993, p. 33). El impacto emocional que le provocó esta tragedia le pudo inspirar, probablemente, para la ejecución del Cristo de la Paz que realizó para la basílica jesuítica del Sagrado Corazón de Jesús en Gijón, que había comenzado algo antes y que presentó en Madrid en 1924 (Texto extractado de Azcue, L.: Solidez y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado, Museo Nacional del Prado, 2016, pp. 33-34).