Richard Wagner
1881. , 550 x 385 mmNo expuesto
Egusquiza quedó impresionado por la presencia física de Wagner desde su primer encuentro, que recordaría con toda precisión: Era el maestro algo menos que de mediana estatura; su hermosa cabeza, que llevaba siempre erguida, como en actitud de hombre que participa de éxtasis, imponía respeto y admiración profunda; el fino y abundante cabello plateado cubría con mechones independientes la hermosa frente, en nada semejante a cuantas hasta entonces por mí vistas. La expresión entre severa y risueña desconcertaba. Tal fue la impresión que me hizo aquel hombre que de manera tan radical había de cambiar mi vida. Años después, en 1881, Egusquiza acababa esta estampa que copia una conocida fotografía. La propia Cosima Liszt, esposa de Wagner, le trasmitió el verdadero entusiasmo de éste ante su fidelidad con el original.