El caballero de la cadena de oro
Hacia 1555. , 103,7 x 76,7 cmSala 041
El caballero de la cadena de oro es el mejor de los retratos de Jacopo Tintoretto que conserva el Museo del Prado y uno de los más destacados del pintor. Aunque los historiadores discrepan sobre su cronología, el dominio que muestra Tintoretto en este retrato, tanto de la anatomía como de la relación del modelo con el espacio, lo relacionan con sus llamados retratos en movimiento de la década de 1550. De hecho, los aventaja en sofisticación y eficacia, pues sin acudir a ningún gesto excesivo y apenas con la torsión de cuerpo y rostro consigue una sensación de movimiento similar, muy alejada del estatismo de los retratos de finales de la década de 1540.
La ausencia de cualquier ademán exagerado, el fondo neutro y la fuerte iluminación procedente de la izquierda concentran la carga expresiva del retrato en el rostro, uno de los más poderosos de Tintoretto. Como es habitual, el rostro ha recibido una atención privilegiada y, aunque no es el de un anciano, acusa el paso de los años en la calvicie, las marcadas arrugas en torno a los ojos y los pelos canos que asoman en la barba. Técnicamente, las pinceladas más densas de las carnaciones contrastan con las más ligeras y superficiales de los cabellos. Sorprende el tratamiento inusualmente minucioso de las manos, probablemente las mejores pintadas por Tintoretto en un retrato, que permiten distinguir músculos y venas. Cromáticamente, el retrato presenta una gama de color muy restringida, aunque explota con habilidad las posibilidades de la indumentaria, interrumpiendo el negro del atuendo con el blanco del cuello, los puños y el oro de la cadena.
Se han sugerido numerosas e improbables identidades para El caballero de la cadena de oro -entre otras, los artistas Paolo Veronés y Leone Leoni-, siendo la más aceptable la apuntada por Pinessi, quien cree que se trata del patricio veneciano Nicolò Zen (1515-1565). Sea quien fuere, lo evidente es que corresponde a un individuo distinguido, como delata su indumentaria, con elegante traje negro, guantes y la cadena de oro al cuello.
Procedente de la colección real española, El caballero de la cadena de oro aparece inventariado ya en 1666 en la galería del Mediodía del Alcázar de Madrid. Tal vez sea uno de los retratos que, según el tratadista Antonio Palomino, Velázquez adquirió en Venecia durante su segundo viaje a Italia. Entre 1700 y 1734 su formato fue alterado, pasando del rectangular al ovalado como resultado del nuevo gusto imperante en la corte española. Esta moda fue efímera y, en 1772, al inventariarse en el Palacio Real de Madrid, había recuperado su apariencia original.
El Prado en el Hermitage, Museo Estatal del Hermitage: Museo del Prado, 2011, p.78-79