La promesa, después del temporal, Asturias
1903. , 217 x 362 cmDepósito en otra institución
La pintura hace referencia al voto que, después de haber sufrido un temporal, cumplían los marineros junto a sus familiares. Se ambienta en la costa al este de Gijón, junto a la ermita de La Providencia. En la visita de Luis Vigil-Escalera a su estudio, poco antes del 13 de septiembre de 1902, se refirió al cuadro en términos que indican que estaba avanzado". Sin embargo, en una carta al pintor Nicanor Piñole de 6 de mayo de 1903 declaraba tenerlo abandonado por la inclemencia del tiempo y las dificultades con los modelos, además de una fiebre gripal. El pintor lo acabó a tiempo de exponerlo, en el mes de marzo de 1904, en el Instituto de Gijón, con gran éxito de público; se consideró entonces como una expresión artística "genuinamente asturiana" en la prensa local. Tras ello, lo envió a la Exposición Nacional de Madrid, donde la acogida de la crítica fue buena, aunque no consiguió premio. El cuadro lo adquirió Aureliano Beruete para donarlo al Museo de Arte Moderno y desde allí viajó a la Exposición internacional de Múnich de 1905, donde obtuvo una segunda medalla.
Es uno de los mejores ejemplos del naturalismo en la pintura española. La variedad de los tipos, tomados del natural, le permitió eludir las repeticiones frecuentes en otras obras de pintura social. La adecuada distribución de los restos del naufragio expresa la certeza del drama. Las diferentes edades y los distintos sexos alude al carácter de unidad social, más allá de lo individua o de lo familiar. La indumentaria, también variada y veraz, incluye algunos elementos relativos a Asturias, como la boina del marinero que sujeta el más mástil con la vela, el pañuelo rojo y negro de la niñas y las madreñas que calza la anciana.
La vista desde el cabo de San Lorenzo hacia el mar deja ver la costa occidental de Gijón, envuelta en la neblina. El artista había observado el mar en los días invernales, de modo que la captación de su atmósfera es muy fiel. La pincelada es amplia, pero esto apenas se percibe cuando se mira la pintura a la distancia justa para apreciarla.
Barón Thaidigsmann, Javier, Ventura Álvarez Sala (1869-1919): El horizonte del naturalismo, Museo Casa Natal de Jovellanos,, 2021, p.33-39 [31-35 nº6]