Autorretrato
1770 - 1775.Sala 093
La temprana habilidad de Paret para la pintura en pequeño formato fue destacada ya por Ceán Bermúdez en 1800, al señalar que fue su maestro, Charles de La Traverse (1726-1787), quien observó "que era inclinado a pintar figuras de pequeño y mediano tamaño", por lo que le "dejó seguir su rumbo, dándole reglas muy oportunas en este género, las que produjeron tan buen efecto que prontamente fueron celebradas sus obras en la corte". Ciertamente, uno de los aspectos que caracterizan a este artista, y que constituye uno de sus mayores logros, es su capacidad para representar figuras muy pequeñas pero de extraordinario detallismo y refinamiento. Por ello, no sorprende que se decidiera a practicar un género como la miniatura y que también en él consiguiese las mismas cotas de calidad que en el resto de su producción.
Es este, sin embargo, uno de los pocos ejemplares que se conocen. Considerado con ciertas reservas como un autorretrato del artista, su comparación con el denominado Autorretrato en el estudio (P7701) no deja lugar a dudas sobre este particular, ya que varios de los rasgos: disposición del nacimiento del cabello en pico, cejas oscuras y pobladas, grandes ojos azules de largas pestañas, nariz con pequeño caballete y boca de labios carnosos, son iguales en los dos retratos. Incluso comparten la sugerencia de la barba y el hecho de mostrarse sin peluca. Es asimismo evidente que se pintaron en fechas relativamente cercanas.
Esta miniatura es el primer autorretrato de Paret de los cuatro que se conocen. Aparece aquí el artista representado de busto, girado de tres cuartos hacia su izquierda. Lleva el cabello empolvado, peinado con rizos sobre las orejas y recogido detrás en una coleta mediante un solitario, cinta negra, generalmente de raso de seda, que tras anudar aquella a la altura de la nuca volvía hacia delante para adornar el frente del cuello a modo de corbata. Esta moda, exitosa en la Francia del momento, revela sus gustos e influencias. Por su parte, la disposición de la casaca indica el carácter singular del artista. Es esta similar en el color y la forma de las solapas a la que viste en el Autorretrato en el estudio, pues ambas parecen estar confeccionadas en seda azul con vueltas encarnadas y orla en dorado, aunque en este caso no se trata de una chaquetilla de majo y la solapa derecha, en la que se aprecian claramente los ojales, aparece desdoblada, proyectándose hacia el cuello, de forma que el lazo en forma de flor del solitario queda por encima de ella. Es este un rasgo que denota informalidad o familiaridad, lo que, unido a su gesto alegre y confiado, lleva a pensar en su función como retrato de faltriquera, destinado posiblemente a María de las Nieves Micaela Fourdinier, con quien se casaría, en secreto, en julio de 1775.
Combina Paret en este delicioso autorretrato una depurada técnica de punteado y rayado, propia de la miniatura, con el modo particular de conseguir detalles y brillos en sus pinturas al óleo, especialmente en el cabello, el solitario y la casaca. La fina placa de marfil sobre la que está pintado fue pegada, posiblemente en origen, a un grueso papel que ha permitido que el soporte mantenga su integridad.
Albarrán, Virginia, 'Luis Paret y Alcázar. Autorretrato' En :. Paret, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2022, p.121-123 nº22