Jura de don Fernando como príncipe de Asturias
1791. , 237 x 159 cmSala 039
Con esta obra Paret consolidó su relación con la Casa Real y sobre todo con el nuevo rey, Carlos IV. La importancia del encargo se refleja en la extraordinaria calidad de la pintura, una de las más complejas y ambiciosas que acometió el artista. Es posible que, para no estropear el muy elaborado dibujo preparatorio de presentación (Museo del Louvre, Departamento de Artes Gráficas, RF 43408) con una cuadrícula, Paret traspasara la composición por medio de una retícula de hilos colocada sobre él, pues en el lienzo hay una cuadrícula a lápiz negro trazada en la capa de preparación. Sobre esa cuadrícula realizó un nuevo dibujo, también a lápiz negro y muy detallado, que incluía ya varias modificaciones, como un punto de fuga más bajo. En ese segundo dibujo amplió ligeramente el tamaño de las figuras del primer término y situó más abajo los tapices de la pared derecha para dar más presencia a los personajes de esa zona, al tiempo que aumentó la altura de las tribunas. También acrecentó el tamaño de la escalera y las balaustradas, así como el del altar, al que añadió un remate rectangular coronado por las figuras de Dios Padre y unos ángeles, y decoró con escudos la zona alta del ábside. Finalmente agrandó el tamaño de los personajes situados en el crucero, todo ello para hacer parecer más cercana esa zona de la iglesia. Este dibujo subyacente se trasluce en varias zonas de la superficie pictórica, allí donde las capas de color son más transparentes.
La obra definitiva destaca por su colorido de extraordinaria delicadeza y por la certera caracterización de los personajes, representados en toda la variedad de sus atuendos y actitudes, todo lo cual trasmite el ambiente solemne pero a la vez distendido del acto, ya iniciado. Portela Sandoval identificó correctamente la escena –considerada anteriormente como la representación de dos momentos distintos- como un instante único en el desarrollo de la ceremonia, en el que, una vez terminada la misa, cada uno de los presentes sube al crucero de la iglesia para prestar juramento ante el arzobispo, rendir pleito homenaje ante el mayordomo mayor del monarca y finalmente besar la mano de los reyes, Carlos IV y María Luisa de Parma, y del príncipe don Fernando. Dos de los grandes de España, reunidos a la derecha en la planta inferior de la nave, ya pisan el primero de los siete escalones para unirse a sus iguales. Quizá no sea casual que Paret haya representado un escalón más que en el dibujo, siguiendo la recomendación de Vitruvio de utilizar números impares para las escalinatas de los templos, ni que los personajes pisen con el pie derecho, considerado más firme y con el que, según la tradición, los sacerdotes católicos debían acceder al altar. Mientras tanto, en una mesa en el centro del crucero, el cardenal Francisco Antonio de Lorenzana (1722-1804), arzobispo primado de Toledo, toma la jura de un grande de España arrodillado ante un crucifijo y que pone su mano sobre la Biblia. Más a la derecha, el marqués de Santa Cruz recibe de otro grande, de pie, el pleito homenaje, mientras un tercer grande se arrodilla para besar las manos de los reyes y el príncipe, este último acompañado por su tío, el infante Antonio Pascual. Detrás aparecen algunos miembros del servicio real. Las infantas María Josefa, tía del príncipe, y María Amalia y María Luisa, sus hermanas, siguen el acto desde la tribuna alta a la derecha, aunque en realidad asistieron desde la de la izquierda, un cambio debido a la perspectiva de la iglesia elegida por el artista, que confiere más protagonismo al lado ocupado por los reyes. Entre los cortesanos situados a la diestra del monarca aparece el marqués de Villafranca (1756-1796), duque consorte de Alba, con la espada levantada y mirando al espectador. A la izquierda del crucero destaca, en la primera fila y de rojo, el cardenal Antonio Sentmanat de Cartellá (1734-1806), patriarca de las Indias Occidentales. Detrás, los miembros de la Cámara de Castilla con sus característicos atuendos negros, el primero de ellos identificado como el jurisconsulto Pedro Rodríguez Campomanes y Pérez (1723-1802), conde de Campomanes, nombrado en 1789 presidente de las Cortes. Más atrás, los mayordomos del rey. También se ha reconocido a algunos de los grandes y de los títulos reunidos a la derecha de la nave, por ejemplo el quinto por la izquierda en la primera fila, identificado como el conde de Floridablanca (1728-1808). Varios alabarderos de azul, con las armas al hombro, los maceros en la escalera y las parejas de reyes de armas tras las balaustradas, con sus policromos trajes, completan la deslumbrante representación de este acto.
Maurer, Gudrun, 'Luis Paret y Alcázar. Jura de Don Fernando como Príncipe de Asturias' En:. Paret, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2022, p.255-256, f.78.1, nº 78