La castidad de José
1655 - 1660. , 109 x 145 cmNo expuesto
La serie de Castillo sobre la historia de José en Egipto (P000951, P000952, P000953, P000954, P000955, P000956) cuenta cómo éste, que es el preferido de su padre, se gana por eso la envidia de sus hermanos y está a punto de ser asesinado por ellos, pero en el último momento estos deciden venderlo. José, gracias a su inteligencia, su astucia y su virtud, consigue elevarse desde la condición de esclavo al puesto más alto de la administración del Estado, desde el que magnánimamente perdona a los suyos y favorece a su propio pueblo. Su biografía ofrece una gran variedad de situaciones, que en la serie se desarrollan en escenarios diversos y que propician la puesta en juego de una extraordinaria riqueza de sentimientos y emociones. Además, aunque nos hable de la confianza en Dios, contiene en sí misma los ingredientes necesarios para hacerla atractiva independientemente de su contexto religioso. En esta escena del ciclo, La castidad de José, los ismaelitas han conseguido vender a José a Putifar, «ministro del Faraón, y jefe de la guardia egipcia», quien, apreciando las cualidades del joven, lo hace mayordomo de su casa. La Biblia asegura que José era «de hermosa presencia y bello rostro», y nos dice que la mujer de Putifar trató de seducirle: «un día que entró José en la casa, para cumplir con su cargo, y no había nadie en ella, le cogió por el manto, diciendo: ‘Acuéstate conmigo’. Pero él, dejando en su mano el manto, huyó y se salió de la casa» (Gn 39,1-12). Para hacer más explícita la naturaleza del encuentro, se suele representar a la mujer en el lecho y desnuda. Es lo que hace Castillo, que además cubre la cama con un rico dosel y no olvida adornar a la mujer con joyas, que es como se suele representar a Venus. La escena tiene lugar en un espacio ambiguo, algo común a otras escenas de la serie: los muros del espacio donde se sitúa el lecho indican que se trata de un interior, pero no hay una voluntad de veracidad, pues tiene un carácter abierto, impropio de la intimidad de un dormitorio. Esto permite crear un espacio exterior, donde se representa un episodio que es continuación del anterior: aduciendo el manto como prueba, la mujer de Putifar acusa a José de haber intentado seducirla, lo que conduce al joven a la cárcel. La historia de José es la de una seducción continua: favorito de su padre; persona de confianza de Putifar; objeto del deseo de la mujer de este, y, ya en prisión, conquistador de la benevolencia del carcelero, quien le acaba encomendado la custodia del copero y el repostero del faraón, encarcelados por ofender a su amo. Rendidos a su vez los presos a José, le cuentan sus turbadores sueños. Los vemos a la derecha recibiendo la visita del joven que viene dispuesto a interpretárselos. El copero había soñado con tres brotes de vid cuyos frutos estrujaba en el interior de una copa que entregaba al faraón. José interpretó que en tres días sería liberado y restituido al servicio de su señor. En cuanto al repostero, que soñó que llevaba tres cestos de mimbre sobre la cabeza cargados de repostería que picoteaban los pájaros, José pronosticó que en ese mismo plazo de tiempo sería colgado. El cadalso con su cuerpo inerte puede verse en el último término, a media altura de la colina que cierra la composición.
Portús Pérez, Javier, Antonio del Castillo. Serie de la vida de José. En: El hijo pródigo de Murillo y el arte de narrar en el Barroco andaluz, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2021, p.71-97